miércoles, 30 de abril de 2008

ANALISIS 3.-

ANALISIS 3.-

Cómo enfrentar los test de admisión

Establecimientos optaron por jornadas de juegos para no estresar a los menores

LA TERCERA Domingo 25 de marzo de 2007
Por : Sofía Otero

Cuando Claudia Landeros fue a conversar con el rector para conocer el resultado de la prueba de ingreso de su hija, él le dijo que la niña era “un caso grave” y “que no era capaz de demostrar habilidades mínimas”. Lo que el rector no sabía, era que la pequeña no contestó ni dibujó nada por propia voluntad: “Nos dijo que no quería entrar a este colegio porque el director era gritón, tenía las cejas gruesas y nunca miraba a la cara. Ella nos advirtió desde un principio que no iba a contestar nada de lo que le preguntaran”, cuenta Claudia.
Entrar a prekinder aún no es un requisito de la educación formal chilena y los niños no tienen la obligación de manejar ningún tipo de conocimiento adquirido a priori. Ante esto, mucho colegios coinciden en que los exámenes de ingreso a esta edad (tres años y medio) no pueden medir aprendizajes, por lo que saber de números, vocales, formas geométricas o colores no debería ser un motivo para clasificar o quedar fuera en un colegio en esta etapa. “Si el niño no ha ido a un jardín infantil, no tiene por qué saber estas cosas, para eso está el pre-kinder. Hay que considerar que pequeños alérgicos o con reflujo tienen prohibida la asistencia a estos recintos”, explica la directora de pre-básica del Santiago College, Claudia Ribalta.
Por ello, más allá de la polémica que han generado, los expertos entregan una serie de recomendaciones para que los pequeños logren pasar los test sin estresarse o para no sobredimensionar el problema si son rechazados.
Lo primero es no mentirle a los niños: “No decirles que van a un cumpleaños o a una fiesta, porque después los niños se decepcionan”, apunta la directora de educación parvularia de la Umce, María Cristina Ponce, quien recomienda insertar gradualmente al pequeño en el ambiente del colegio, haciendo visitas al patio o a la entrada del establecimiento de manera que la familia y el niño se sientan confiados.

Respetando los ritmos

Esta es una fórmula que han incorporado establecimientos como el Santiago College y el Colegio Alemán de Puerto Varas, ya que invitan a los pequeños a jornadas donde las educadoras y psicopedagogas observan cómo juegan y determinan si los pequeños cumplen con una norma de desarrollo esperable para los niños de su edad (ver recuadro).
Pero es poco recomendable que los padres estresen a sus hijos memorizando información o enseñándoles técnicas para abrocharse los zapatos o para pintar dentro de los márgenes. Es más, entrenar a los niños para que den una buena admisión podría jugar en contra del desarrollo del niño: “Hay papás que compran libros de colorear desde temprana edad, para que los niños pinten dentro de los márgenes y tengan éxito en las pruebas, pero con eso les están coartando el nivel de representación de la realidad y limitando la imaginería a estereotipos. Son los niños que después dicen ‘tía, házmelo tú que yo no sé hacerlo’, explica la directora de educación parvularia de la Umce, María Cristina Ponce.
Los expertos postulan que cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje, y según esto, no se puede medir a todos con la misma norma, sobre todo en una edad donde los meses e incluso semanas, marcan la diferencia entre una respuesta y otra.
Por lo tanto, los padres deben aprender a respetar los procesos de maduración. "Tampoco hay que estigmatizar los test. Pero la idea es que si se aplican, sea en conjunto con otras medidas, el niño no puede ser el único responsable por su ingreso. El principal factor a considerar debería ser que los padres tengan coherencia con el proyecto educativo del colegio”, dice la directora de educación parvularia de la Umce.
Los padres también deben tener en cuenta que el déficit atencional no puede detectarse a esta edad, pues, según los expertos, en esta etapa es esperable que los pequeños tengan períodos cortos de atención. Por ello, si la familia recibe un “no” por respuesta, los apoderados no pueden estigmatizar a su hijo.
Soledad Erazo, doctora en educación de la Usach, explica: “Se mide si él se ajusta a la norma. Si no lo hace, más que un fracaso puede ser un logro. Los niños deben desarrollar su propio ritmo de aprendizaje”.

Qué se mide en las pruebas de ingreso

En los exámenes de admisión, los colegios buscan determinar que los niños tengan ciertas habilidades esperables para esa edad. Por ejemplo, que tengan manejo de motricidad fina (que sepan manipular y dar uso a objetos pequeños), motricidad gruesa (jugar sin caerse con frecuencia), razonamiento (seguir instrucciones) y lenguaje (que sepa darse a entender), especialmente si el colegio será bilingüe. Este último ítem será clave para determinar si el niño puede incorporarse a un colegio bilingüe, pues según los entendidos, un pequeño que tiene dificultades con su lengua materna posiblemente los tendrá con un idioma extranjero.
Para detectar si el niño cumple con estas habilidades esperadas, la fórmula más novedosa es observar cómo se desenvuelve en jornadas de juego. “Los niños vienen a dos mañanas de observación. La primera mañana las educadoras, la psicóloga y la sicopedagoga observan el comportamiento social con los pares y los adultos. La segunda mañana se hace una observación más dirigida y basada en las habilidades del niño, como pintar, recortar, seguir una línea y reconocer sonidos. La idea es poder tener una “radiografía” lo más exacta posible de los niveles de madurez en lo intelectual, lo afectivo y lo neurológico”, dice el rector del Colegio Alemán de Puerto Varas, Martin Bornhardt.
Un proceso similar aplica el Santiago College desde hace tres años, principalmente para reducir el estrés. Gracias a la primera visita, donde el niño conoce el lugar, se baja la ansiedad del pequeño y no se entera que ha sido observado. “Los niños casi no lloran y tienen un recuerdo grato del examen”, reconoce la directora de pre básica del S.C.
La psicóloga y doctora en educación de la Usach, María Soledad Erazo, tiene una opinión radical frente a este tema: “Estos procesos de buscan a niños que se ajusten a una norma y dejan fuera a los que están por debajo y sobre ella. Conozco casos de niños que califican como superdotados que no pasan estas pruebas por hiperactivos. Un niño inquieto no es funcional a los procesos pedagógicos homogeneizadores y disciplinarios”.

ANALISIS 3.-

Personalmente esto en mi rubro no es extraño de escuchar, soy Asistente de Párvulos en nivel medio menor (2-3años) y en la reunión de padres y apoderados, muchos de estos mostraron este temor por las pruebas de ingreso a colegios particulares, no saben como abordar el tema con los niños, termina siendo estresante la situación, porque son muchos factores que influyen; sus hermanos van en el mismo colegio, los padres tiene grandes expectativas, o simplemente predeterminado donde posiblemente estudiaran los pequeños. En estas pruebas se les pide que tengan un nivel de conocimiento “relativos” esto depende de las exigencias del colegio en cuestión, por que por ley no esta establecido que a los 3 años los niños sepan tal y cual cosa, pero aun así, si son párvulos que asistieron al jardín debieran conocer colores, formas geométricas, Números, obedecer ordenes simples, relacionarse de forma armónica con el medio y tener un comportamiento adecuado con sus pares y adultos, además de que se toma en cuenta si tienen problemas en el lenguaje porque un niño que tiene dificultades con la lengua materna posiblemente los tendrá con una lengua extranjera , "El estrés es una respuesta automática y natural del cuerpo frente a situaciones que le provocan miedo o amenaza; es la manera en que reacciona frente a lo que lo `desborda` (exceso de actividades, de estudio, sobrecarga)". Así de simple lo definió la licenciada en Psicología y Psicopedagogía Alejandra Libenson. vale decir que si los niños se encuentran estresados es casi imposible que todo esto de resultado y a la vez cuando van a dar estos test de admisión sienten una presión sobre si mismos.

La preocupación de los progenitores resulta contraproducente, porque «las angustias y el estrés se contagian», advierte Javier de las Heras, autor de 'La sociedad neurótica de nuestro tiempo'. basta que haya cierta predisposición genética para que se desencadene un cuadro de ansiedad, según María Jesús Mardomingo, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infanto-Juvenil y jefa de la sección de Psiquiatría Infantil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid: «Ciertamente, la vida cada vez es más compleja para todos, y los niños no son una excepción», expone. «Están más expuestos a circunstancias que producen temor y, como consecuencia, los casos de ansiedad (fobia escolar, miedo a verse separado de los padres, pavor social, obsesiones compulsivas o negaciones reiteradas juntas con ravietas...) hacen que el clima no sea favorecedor.

¿Cómo fortalecer el carácter de los niños? No hay fórmulas mágicas, pero sí pautas que pueden servir para despejar el camino de los más pequeños: «Hay que transmitirles serenidad, enseñarles a disfrutar de los detalles, las pequeñas cosas del día a día, y, sobre todo, inculcarles la certeza de que son protagonistas de sus vidas, de que lo que hacen tiene consecuencias, que son responsables de sus actos y no las marionetas de nadie...» vale recordar que si uno le dice eso aun niño de 4 o 5 años no lo entenderá pero a lo largo del camino, del proceso de iniciación escolar no debemos perderlo de vista, recordarlo, decírselo con palabras simples pero hacer que el lo escuche, que lo asimile y entienda ..Así, por muy enloquecedora que sea la vorágine cotidiana, nunca perderán el norte. «¿Que cuál es el norte?», «Pues, es, luchar por ser feliz, ser activos y tener ilusiones».

A falta de cifras fiables sobre el estrés, sí se sabe con exactitud que los trastornos de ansiedad -causados por inquietudes o preocupaciones desproporcionadas- han aumentado en la población infantil hasta rozar el 8% y en los adolescentes se disparan hasta el 20%. (La Sociedad Española de Estudios de Ansiedad y Estrés (SEAS) reconoce que existen «muy pocos» estudios sobre el estrés infantil.) .
También recordar lo que decía: Jose Luis Castillejos en los Cinco Principios Básicos de la Educación cada individuo es distinto y peculiar de otro, no todos tenemos los mismos ritmos, intereses personales, maduración, métodos, etc. Y cada uno debe ser tratado referente a esto de forma especial de acuerdo a las propias capacidades, por consiguiente estas pruebas para los párvulos provocan mucho estrés a tan temprana edad, por lo mismo muchos colegios han querido cambiar este método por jornada que conforman otras actividades para los pequeños, aunque en esencia siguen predominando factores que influirán si es admitido no dentro de un establecimiento educacional particular.